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Conexiones más seguras: qué tener en cuenta al instalar fichas y tomacorrientes

Conexiones más seguras: qué tener en cuenta al instalar fichas y tomacorrientes

Los seres humanos somos capaces de producir energía eléctrica, aunque en dosis mínimas. Esta energía se genera toda vez que un pensamiento, emoción o acción nos provoca una reacción. De este modo, si estamos alegres, tristes o enamorados cada célula usará un mecanismo llamado “compuerta sodio-potasio” que entra en funcionamiento cuando el cuerpo necesita enviar un mensaje de un punto al otro. En un primer momento, la célula abre la compuerta, y los iones de sodio y potasio se pueden mover libremente dentro y fuera de ella. El potasio cargado negativamente sale, y los iones de sodio cargados positivamente entran en la célula. El resultado es un cambio en las concentraciones de ambas sustancias, que suscita una especie de “chispa eléctrica” que repercute en otra célula, y ésta, a su vez, en otra y así sucesivamente, como una tormenta eléctrica de muy bajo voltaje que va involucrando a las células de forma progresiva.

Pero además de producirla, nuestros cuerpos también conducen electricidad. Por eso, si alguien toca un equipo electrificado correrá el riesgo de sufrir un shock eléctrico, que le podrá provocar desde una molestia hasta un paro cardíaco. Frente a esta posibilidad, a la electricidad se le deben ofrecer dos caminos por los cuales circular (uno es el cuerpo y el otro, un cable de cobre electrolítico). Como la mayoría de los electrones elegirá el cable, se minimizarán los efectos de un shock eléctrico en los individuos. Ese cable por el cual circularán las descargas eléctricas se llama cable a tierra.

El cable a tierra recorre toda la instalación eléctrica de la casa y va conectado a todos los tomas de tres patas. Además, se conecta con el suelo mediante una jabalina, que es una varilla de metal conductor enterrada a, mínimamente, 1,5 metros. Esta conexión queda disponible en los tomacorrientes de la casa para todo artefacto con fichas de tres espigas que se conecte a ellos. Si hubiese alguna fuga o acumulación de cargas que pusiera en riesgo a los usuarios del artefacto, la corriente encontrará una conexión privilegiada para descargarse a tierra, donde se disipará, lo cual mantendrá a salvo a los usuarios.

Puesta a tierra
De nada sirve contar con un cable a tierra si éste no está físicamente vinculado al suelo, donde se disipan las descargas eléctricas. En términos generales, la normativa obliga a que todos los tomacorrientes de la instalación eléctrica estén conectados a un pozo de tierra que alberga un electrodo o jabalina, y usualmente se ubica en una parte externa de la instalación eléctrica, donde existe tierra sujeta constantemente a la acción de la humedad (en general, el jardín de la casa).

En la parte superior de la jabalina se conecta un cable a tierra que va hasta el borne de conexión a tierra del tablero general. Desde ahí se distribuye a los tomacorrientes a través del cable verde y amarillo. Una instalación eléctrica que no tenga descarga a tierra, no es reglamentaria y por lo tanto, no es segura.

Qué no hacer
Además de los adaptadores, se debe evitar utilizar enchufes triples, ya que eliminan la protección de la descarga a tierra. Hay que tener en cuenta que enchufar varios aparatos eléctricos en un mismo tomacorriente provoca una sobrecarga que vuelve inestable la conexión y puede generar serios accidentes en el hogar.

Por otro lado, es preciso no conectar el cable de tierra al neutro, ni a cañerías de agua, gas y calefacción para suplir la jabalina. El valor de la resistencia de puesta a tierra nunca debe superar los 5 OHM.

En San Martín contamos con la mejor calidad de materiales eléctricos y disponemos de la última normativa en materia de seguridad eléctrica. 

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